domingo, 14 de febrero de 2010

La mañana


Apoyado en la mesa de trabajo, de pie, con los brazos sobre la mesa, pienso. Miro una y otra vez los dibujos. Reviso todos los planos. Miro por un momento las maquetas y cojo una de ellas. La giro, y miro. La giro, y pienso. Imagino, sueño.

Las ventanas están abiertas. Luces y sombras dibujan el suelo, y el techo queda en penumbra, pues el espacio es de doble altura. Las estanterías llegan hasta arriba. Los libros son incontables. Doy vueltas alrededor de la mesa, mirando al suelo. Me siento en el sillón y miro hacia arriba, hacia los libros, de espaldas a las ventanas.

Llevo mucho tiempo pensando en esta idea. Viendo el espacio y soñando con ese lugar. Desde la idea que ronda por mi cabeza, hasta poder tocar esos muros, pasando por los planos, los dibujos y mis maquetas... Es una sensación muy intensa. Es algo que se crea a través de un proceso humano. Lo construye la técnica, pero sale de nuestro cuerpo, de nuestra experiencia sensorial. De nuestra mano, de nuestro cerebro, de nuestro corazón.


Ahora tengo que desconectar la mente. Vamos a comer juntos, descansar en la terraza, mirando al horizonte...Bajo y preparamos la comida. El espacio abierto al jardín, siempre le da un toque especial a estos momentos...

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