domingo, 7 de febrero de 2010

La ventana


Sueño con una habitación grande. A un lado, estanterías llenas de libros. Al otro, una ventana, a través de la cual poder observar los árboles. Muy verdes, de un color menta intenso. Al fondo hay otro pequeño hueco. Es vieja la madera. Lo imagino antiguo. Se aprecia el paso del tiempo. El tiempo, que da sabiduría al lugar. Los libros, para arroparme de historias y de disciplinas, de saberes. La tradición. Para llenarme de todo eso que me gusta. Para poder leer en cualquier momento, con la luz que pasa a través de la ventana. Es un día un poco nublado pero claro. Es uno de esos días en los que caen algunas gotas intermitentes de lluvia, pero que refrescan. No es nada agobiante. Es una lluvia limpia. Hay también un poco de viento. Así llegan mejor a la habitación los olores del exterior, de los árboles, de la montaña.

Es el límite entre el hombre y la naturaleza. Eso es de lo que se trata siempre mi sueño. La línea que separa la sabiduría de la naturaleza. La tradición de los hombres frente a los conocimientos no adquiridos de las plantas y los animales. Esa ventana a la libertad, en donde entra el aire fresco y tras la cual puedo leer, aprender, soñar, imaginar otros lugares, dentro de un espacio bello y especial.

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