Siento algo por tí.
Algo que me quema y me presiona por dentro.
No se qué es. Ni tampoco se qué día, de repente, me di cuenta de que sentía algo. Pero ahora me observo, y veo cómo me alegro cuando hablo contigo. Cómo me alivian tus palabras.
No sé si es tu madurez, tu inteligencia, tu ilusión o es tu sonrisa.
O tus ojos...
Pero aquí me tienes ante ti. Postrado ante todo lo que anhelo y aprecio. Ante lo único que anhelo y aprecio. Ante lo único que hace que olvide este mundo vacio que me rodea y me oprime día tras día.
En esta confusión, en este caos, solo me agrada tu mirada.
Solo tu mirada silenciosa. Amable. Sincera.
Y nada me haría más feliz que verla cada mañana.
Tú, que me has escuchado sin estar a mi lado.
Que me has abrazado sin tocarme.
A la que veo con los ojos cerrados…
No hay comentarios:
Publicar un comentario